sábado, 30 de junio de 2012

Ser con otros

“Cuando me comprometí en la vía de la consciencia, me dije: no se puede cambiar el mundo, pero se puede empezar a cambiarlo; no se puede hacer una obra, pero se puede empezar a hacerla; no podemos cambiarnos, pero podemos empezar a cambiarnos. Lo maravilloso es empezar. Desde entonces decidí mantener conversaciones iniciáticas con cualquiera, introducir en mis creaciones una dimensión capaz de despertar. Ya no puedo salirme de la vía espiritual." (Alejandro Jodorowsky).

Hace tiempo que estoy montada en una montaña rusa de emociones que parecen estar inconexas. Nunca he sido muy buena para comprender ese aspecto de mí (y es que recién ahora caigo en cuenta que "comprender" es un mal verbo para lo que intento).

Hasta ahora no he conseguido darle continuidad a todo el cúmulo de experiencias que he estado viviendo cada vez más intensamente, pero hay algo que he podido sacar en claro con más fuerza que nunca: Estoy en un viaje que no puedo seguir ignorando.

El otro día, en una sesión de terapia, me topé diciendo que podría hablar allí de cualquier cosa menos de mis creencias espirituales, que eso era algo mío y que por decisión había preferido mantenerlo dentro mío (como si lo estuviera protegiendo de algo).

Creo que mi viaje me ha traído justo al punto contrario: al compartir, al sentirme parte, al ser-con-otros. De alguna forma, hoy no me parece tan amenazante intentar conceptualizar mis creencias, aunque las palabras no alcancen a abordar la complejidad de lo que experimento a diario. Ponerlo en el mundo me permite sentir que viajo con otros, dejarme fluir sin impedir que eso que me envuelve sea por sí mismo y se comunique.

Es una forma de comenzar. Pero también es la continuidad que no logro encontrar en otros aspectos.

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