Salpico trozos de vacío, como si en los cristales rotos pudiera encontrarle sentido a mi viaje. Los amarro a mi pecho y a diario los comparto con quienes creo amar.
He comprendido que al final del camino no existe oscuridad ni luz, sólo más bifurcaciones inconclusas. Me niego a ver oportunidades, aunque quizás tan sólo es más fácil avanzar ignorando el sentido de las huellas que marqué con sangre.
Suspiro, seco mis lágrimas y espero por la siguiente estación. Siento al corazón latir con más fuerza que nunca y, aunque el cristal gris sigue nublando mis ojos, siento que revivo a cada segundo.
Son trocitos del libro que llevo escribiendo por años: a veces en mi mente, en trozos de papel o en poesías bizarras. Tengo un gran puzzle de ideas que de a poco van tomando forma :)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario