miércoles, 13 de febrero de 2013

La Buscadora.

Rasgo lo que queda de mis alas rotas y grito, como si con ello pudiera acallar el dolor de mis entrañas.

Observo a lo lejos como un cuervo solitario se acerca con timidez a metros del charco de sangre que comienza a fundirse en la arena.

Intento ponerme de pie mientras el temblor de mis rodillas hace lo suyo por volver lo que queda de mí al suelo, poco antes de notar que es todo mi cuerpo el que sigue ese arrítmico impulso eléctrico que nada más me recuerda al miedo.

Estoy desnuda, y me parece que incluso mi propia piel es transparente y puedo ver a través de ella la sangre que no cesa de fluir.

(Como la vida).

Estoy indefensa, abatida. De rodillas ante un mundo que no hace más que continuar su cauce natural. Estoy rendida ante mis propios anhelos y he abandonado la esperanza de siquiera volver a empuñar mi mano y continuar la batalla.

Estoy cansada. Cansada de correr en círculos y obtener las mismas pistas una y otra vez sin poder entenderlas. Hastiada de sentirme cada vez más idiota ante mí misma, de marcar huellas que no consigo asociar con quien creo ser; con quien quiero ser. Avergonzada de las máscaras que he usado sin querer, sin darme cuenta.

Quiero con todas mis fuerzas recoger estos garabatos que he escrito en páginas dispersas y darles sentido; pero tienen su propio idioma y no dialogan conmigo. Su complejidad (o simpleza) supera por mucho mis límites... y me siento abandonada, aún por mis propias creaciones. Aún por mi propio yo.

(Busco un refugio).

Intento ponerme de pie, aunque el cuervo parece deleitarse con mi falta de voluntad y no quiero arruinarle la escena. Tiemblo... y puedo sentir con cada pequeña sacudida, como el miedo se apodera de mí y me aprisiona entre sus cadenas.

No quiero perder esta batalla. La he luchado mil veces y siempre termino rendida ante lo inevitable. No quiero descansar en lo infinito sin antes armar las piezas que le siguen faltando a mi puzzle. Quiero entender. Que la falta de sentido sea mi guía y me lleve a comprender el idioma de lo inconcluso. Avanzar, a tientas a través de la bruma. Pero ir hacia adelante.

(Abrir los ojos).

Nadie puede acompañarme en este viaje. Sólo mis sombras, mis máscaras y yo.

Es momento de que la Buscadora continúe su camino...

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