martes, 20 de septiembre de 2011

Fenix

Hace mucho que dejé de lado las ganas de comunicarme por este medio, las razones han convergido en una serie de excusas que al final no son mas que muchos algos que se juntan para ser nada. Fue en un punto la falta de tiempo, inspiración, confianza, ganas; fue mucho de Facebook, Twitter, defensas...

Siempre hubo un algo y recién ahora me ha vuelto la comezón en los dedos por querer escribir, sólo que ahora siento que es distinto. No quiero volver a escribir para alguien, esperar agradar, estar atenta a los comentarios o terminar justificando mis incoherencias. Y es en este punto donde aparece la figura de mi terapeuta preguntándome para qué rayos quiero un blog... La vez que mejor hilé esa respuesta fue cuando le dije que quería ser nadie con una historia de alguien, quería decir cosas y tirarlas al aire para que alguien las tomara como mejor le vinieran (incluso yo podría ser parte de esos alguienes). Quiero escribir desde el estomago y ser tan pasional e incoherente, tan todo lo que me venga en gana sin que nadie busque hacerse una idea o formarse una opinión sobre mi. Yo tiro las cartas, pero no me hago responsable de ellas.

Creo que a ese punto quería llegar: No me voy a hacer responsable de lo que ponga aquí.

Ahora, ya tengo un espacio privado por si tengo que sacarme de encima algo que pueda afectar directamente a alguno de los que me relaciona con este blog.

Tomo este como un punto de inicio en este espiral al que volví a encontrarle sentido, después de vagar por ahí sin brújula.

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