jueves, 25 de julio de 2013

Jellyfish

No hay nada más terrible que sentirse preso de uno mismo, estoy completamente segura. El no poder decir, hacer o conceptualizar algo que está ocurriendo debe ser la forma más cercana a la metáfora de morir ahogado.

Recuerdo que hace un tiempo, en una clase de diplomado, me hablaron sobre las medusas (siempre me han gustado, no sé por qué, pero que salieran como tema en la universidad me pareció curioso). Hablábamos sobre los procesos adaptativos y cómo es que muchas personas más que integrar, forman una coraza en torno a ellos que poco a poco les impide la movilidad y, si bien los vuelve funcionales, les restringe la posibilidad de cambio. Entonces nos dice que las medusas son un ejemplo de esto... que ellas, expuestas a condiciones arbitrarias, modifican su constitución hasta hacerse más pequeñas y que en el extremo, generan una especie de 'piel endurecida' para no absorver el medio. Es útil, les permite sobrevivir por un tiempo determinado, pero es también una especie de trampa que las condena a morir a largo plazo, puesto que alimentarse depende de su movilidad.

Anoche me quedé leyendo sobre resiliencia. Creo que gran parte de esta sensación de "no-yo" que tengo todo el tiempo, tiene que ver con la dificultad que tengo de enfrentar el cambio: de ser medusa.

Puedo ejercer un rol, mostrar una imagen y ser funcional... pero en verdad es tiempo de tomar el siguiente paso e integrar. Darle una forma al cambio y sostenerlo en el tiempo.

(Sí, estoy pseudo-divagando xD. Lo que venía a decir es básicamente que las palabras no alcanzan a darle sentido a la tormenta).

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