miércoles, 27 de marzo de 2013

Voces

Decido alejarme de lo infinito del deseo, para acurrucarme entre mis propios cabellos lánguidos. Es entonces cuando descubro que mi interminable búsqueda está teñida de un rojo carmesí que es mi propia sangre. Palidezco al notar que es esta misma arena por la que transito a diario la que ha reblandecido mi piel, convirtiéndola en testigo de las múltiples heridas que carcomen mi alma.

No he llorado esta vez, ni siquiera suplicando clemencia por esta tormenta que ha vuelto a cruzarse en mi camino. Me niego a implorar a los cielos que extiendan mi plazo y me permitan descansar en las arenas del tiempo sin ser azotada una y otra vez por las hordas de recuerdos.

Esta vez he murmurado sin voz, he intentado continuar mi camino por mí misma a pesar de mi letargo; esta vez, mis lágrimas se han secado justo antes de escapar de mis ojos, evitando ser aleccionadas en nuestra nueva filosofía: avanzar.

Aunque mis ojos no vean con claridad y me arrastre a tientas hacia un lugar desconocido, debo ir hacia adelante. Por más que duela y que mis cadenas me estrujen el corazón, debo dar el siguiente paso.

Se hace necesario dejar el sollozo y entender que quizás me acostumbré a sufrir y que mi refugio ha estado en esas lágrimas desde que puedo recordar. Necesito obligarme a mirar más allá, entender de una vez que hay millones de caminos posibles y que todos, sin excepción, guardan en sí mismos un sentido.

Quiero dejar de buscarte en sueños para entender el sendero que recorrí. Debo dejarte ir, para poder errar nuevamente... para sentir una vez más las ganas de compartirme. Dejarte de ser fiel. Traicionar tu recuerdo y construir unos nuevos.

Perdón si aún te amo. Si hay algo que he aceptado en este camino de vuelta a mi, es que no es ese amor el que debo traicionar, sino tu silueta: esa imagen escurridiza que se esfuerza por aparecer con distintas intensidades en lo borroso de mi camino. Te amo tanto que me he esforzado por negarte.

La verdad es que siempre estarás en mi, sólo que ahora no te necesito para continuar. Me esfuerzo por dejar de creer que sí... - hay mucho de lo que sigo pensando que es sólo costumbre. Tengo que estar más atenta.

Debo volver a escuchar las voces...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me eh armado de valor para tomarme el atrevimiento de escribir unas lineas, en este blog que cada vez me intriga aun más.
Se que ha pasado innumerables noches de desvelo, seguidas de noches donde las sombras del pasado invaden sus sueños.
Se que ha tratado de llegar al cansancio máximo con tal, de no soñar, de poder descansar siquiera una noche.
Se que ha mostrado una sonrisa al mundo entero, incluyendo a sus mas cercanos, cuando en el fondo es utilizar una mascara para cambiarle la apariencia al dolor, para que nadie deba enterarse, ni preocuparse.
Se que innumerables veces le ha gritado !Es suficiente¡ en tono de suplica a su corazón, para que la deje seguir un camino que realmente no sabe donde conducirá, pero que eventualmente llegara a algún lugar distinto.
Se que cuando uno dice, seguiré adelante y no volteare a mirar atrás, es engañarse a uno mismo; es tratar de auto controlarse y ser un dictador en los pensamientos que uno no controla. Me distraigo unos segundos alimentando a sus peces, con tal de no permitirles a mis ojos acatar lo que mi alma les ordena.Trato de apaciguar mi mente perturbada, distraída entre recuerdos y pasajes del presente antiguo.
Las historias se repiten, los actores cambian.Es algo que ayuda a saber que no pasaste por lo mismo solo, sino que existe alguien en un recóndito lugar que también.
La vida no nos entrega mas de lo que no podamos soportar y superar, lo importante es aprender de ello.

Atte.
N.N.

Sikanda dijo...

Te dejo comentario para que sepas que te he leído, peque. Además, para dejarte un achuchón, ala.

:*