Entonces a veces (y sólo a veces) hay que dar un paso al lado y dejar que la energía fluya hacia donde decida ir. Probablemente no sea un error seguirla y aprender de su curso natural. Estancada se transforma en algo que no es, o que es como no estaba siendo.
Por más que duela, el guión no está sólo escrito por mis dedos. A veces hay otros personajes que escriben sus propios libretos y deciden tomar sus propios rumbos. Es ahí cuando debo comprender que aquellos son libres de tomar sus propios cursos, que no me pertenecen y que, por ende, mi rol en la interacción es ser, observar, vivir lo más profundamente que pueda mi viaje junto a ellos.
Los hilos jamás se cortan. Se deshilachan, se tensan o se sueltan. A veces hay que dejar que esta especie de danza se muestre a sí misma y abrazarla tal como es, como se quiere evidenciar ante nosotros: ¿qué quiere comunicar? ¿Qué debemos integrar? ¿Qué de esto nos corresponde?
Duele, pero es demasiado valioso el momento como para desperdiciar la vivencia. He abierto los ojos y decido ver; decido ser.
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