A veces el precio que pagamos por redimirnos es demasiado alto. Perdemos, ganamos y la vida continúa como si no sintiera nada.
¿Qué importa? A fin de cuentas son sólo experiencias de un pestañeo: aprendizajes en forma de escaras.
Estoy cansada de ser. De no-ser. De querer ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario