sábado, 23 de abril de 2005

[.Espejos.]

Marqué mi piel con los signos inteligibles de la locura.
Con aquella tinta de sangre que vertí sobre mis poros
tracé una a una las líneas de mi destino
y cubrí la verdad bajo el ropaje de la ignorancia.

Ahora, que vuelvo a mirarme a los ojos frente al espejo
no sé quién está allí,
ni qué rumbo seguirán los pies de aquella desconocida.
Al final, estoy tan perdida como al inicio.

Sólo que el dolor es más intenso,
y la esperanza se ha esfumado.

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